Salinas Pliego o lo peor del poder económico

Salinas Pliego representa lo peor del poder económico: explotador, narcisista, evasor de impuestos, agresor impune, fanfarrón, prepotente, hipócrita, manipulador y chantajista. Él es la cara visible de un puñado de empresarios que tienen como amo el dinero y que, sin escrúpulos morales de ninguna índole, harán lo que sea para mantener sus privilegios y acrecentar su riqueza. Son el resultado de un modelo económico y social injusto por diseño, pero que se agravó durante el periodo neoliberal porque fueron los beneficiarios del remate de bienes públicos, como el caso de TV Azteca. Su caso se ha vuelto paradigmático porque utiliza su cuenta de Twitter para despotricar contra el gobierno e insultar sin ningún recato a simpatizantes de la 4T.

Normalmente, usureros como Salinas Pliego solían poner contra las cuerdas al poder político: tenían la suficiente influencia a través de los medios de comunicación para chantajear e impedir que se legislara favor de las grandes mayorías, pero con el presidente López Obrador ha sido diferente. El ejercicio de politización que se hace en las mañaneras (y que muchos consideramos el mejor y más grande legado de AMLO) así como la apertura de redes sociales y otros canales de comunicación, han impedido que el monopolio de la información se concentre en las grandes televisoras y radio difusoras. ¿Qué representa esto? Pues que Salinas Pliego ya no les dice qué pensar a los mexicanos, como él mismo declaró que lo hacía.

Salinas Pliego ha puesto a prueba su poder a través de campañas tan ridículas como el virus del comunismo en libros de texto, mandando a desobedecer recomendaciones del gobierno para el manejo de la pandemia y, más recientemente, manipulando y atacando la respuesta del gobierno en el huracán de Acapulco, ¿por qué? Porque tiene pendiente un pago de 25 mil millones de pesos con la Hacienda Pública que, sumado a la deuda que tiene en Estados Unidos con proveedores de ese país, representaría la quiebra técnica de su grupo empresarial. Su objetivo es que las campañas tengan efecto para doblegar al gobierno; y segundo, espera volverse algo así como un perseguido político evidenciando cómo el Estado “abusa” de su poder para someter a los otros poderes. El detalle es que no le ha funcionado nada: las campañas han fracasado (básicamente por ridículas y tendenciosas), y no ha logrado provocar una respuesta del gobierno menos represor de la historia.

La tercera salida ante el inminente hundimiento económico de Salinas Pliego (todo parece apuntar a que sí pagará su multimillonaria deuda con la Hacienda Pública y lo obligarán a hacer lo propio en Estados Unidos) es la creación de un movimiento político de ultraderecha, o lo que es lo mismo, ultraliberal. Él mismo ya ha intentado ser candidato a la presidencia con, obviamente, pésimos resultados, pero es una de las esperanzas que guarda para seguir medrando a costa de la necesidad de otros y de la Hacienda Pública. Xóchitl Gálvez era la candidata natural para representarlo a él y las minorías que formaban parte de lo que AMLO llamaba “la mafia del poder”, pero ante la baja popularidad de esta y los pésimos resultados que muestran las encuestas, intentará, buscar en otro lado la opción libertaria-anarquista.

No debemos descartar que Salinas Pliego y otros oligarcas que ya no pueden someter al poder político como antes, o que han perdido privilegios, pondrán recursos económicos para la creación de un engendro similar a Milei en Argentina. Al día de hoy eso parece imposible de hacer en México, pero lo peor que podría hacer la 4T es confiarse y no darle importancia al asunto. Es necesario seguir politizando y haciendo conciencia de clase para evitar que monstruos como Salinas Pliego tengan más poder que el de su chequera.

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