La jugada de Morena

La derecha no está apostando a ganar la Presidencia de la República, ni mucho menos la Ciudad de México. 

Es bastante sabido, que tanto Claudia Sheinbaum como Clara Brugada representan la continuidad del gobierno obradorista y son candidatas que sí representan a la militancia y a los simpatizantes de Morena. 

Sin embargo, en lo local, el conservadurismo esta observando el juego de Morena,  que desde su dirigencia  ha determinado correrse al centro, para definir a la mayoría de sus candidatos en una idea errónea para ganar los votos de la Clase Media, de esta forma abandona la estructura partidista formada por miles de militantes activos que muestran inconformidad ante las decisiones cupulares del movimiento, que determina candidatos cuya percepción se identifica con los sectores más cercanos a las tendencias del conservadurismo.  

El error garrafal que constantes veces me he atrevido a señalar en estas columnas, tiene que ver con dejar de lado a la militancia partidista de antaño y a quienes militantes y simpatizantes han identificado como líderes de pensamiento y territorio, importantes compañeras y compañeros mujeres y hombres de buena voluntad, que no están representados en la élite interna, en otras palabras, estos dirigentes existen por el arraigo del ideal, por mantener el ala dura del fundamento histórico del partido movimiento. Un momento de crisis institucional, es cuando reciben mayores oportunidades en la distribución de encargos arribistas y advenedizos, pero no solo ello, sino que dichos compromisos matizan el ideal principal o en otras palabras el eje guía del motivo natural de existencia del partido. Entonces, la militancia en general sufre un revés y se siente menormente identificada. 

La forma única que tiene el movimiento de corregir dicha situación es aperturar el nivel de participación de la militancia de base que construyó el fundamento ideológico del partido desde sus orígenes y que han mantenido un gran arraigo y reconocimiento interno en el movimiento, debe acrecentarse el círculo de dirigentes con personajes que muchas veces no le son cómodos a la élite partidista, pero que logran hacer responder a la base partidista, en otras palabras, permiten la colectividad y la movilidad de los promotores del partido ante los ciudadanos. 

Los partidos políticos, cuando avanzan y se fortalecen mediante la obtención de encargos políticos, se cierran a la necesidad de abrir la participación, construyen élites que mantienen el control institucional y que determinan alianzas y la participación política electoral de sus militantes. 

Morena, es un partido político con una enorme aceptación electoral, el presidente Andrés Manuel emanado del partido que el mismo fundo, tiene una aprobación de casi 70%, entonces, ¿Por qué la institucionalidad del partido, insiste en correrse al centro?. ¿Por qué insiste en no radicalizar su propuesta de proyecto de izquierda y toma como pretexto buscar conseguir el voto de la clase media? 

No podemos dejar a un lado y recordar que el voto de nuestro partido político y en particular de ahora nuestro Presidente de la República, se debió al efecto de esperanza y hartazgo hacia los gobiernos neoliberales, donde no hay un factor determinante de si se es clase media o se es pobre, sino que hay un factor aún más importante, que responde al anhelo de transformación y cambio. 

Si partimos de que la clase media se identifica en nuestro país desde una percepción de estabilidad económica y social y que se puede dividir en clase media baja, clase media media y clase media alta, esta diversidad de clases en el sentido que lo piensa la dirigencia de Morena, no representa un voto mayor para el movimiento, sino que en dado caso aceptando sin conceder, atomizaría las diversas percepciones electorales con respecto al voto conservador o para refrendar la 4ta transformación.

El temor infundado que considera que en 2021 se perdieron 9 alcaldías derivado del voto de la “clase media” y que con base en ese razonamiento se requieren candidatos y propuestas más cercanas a los niveles económicos más altos en la Ciudad de México, apuesta por la conquista del voto de una minoría que no es determinante y en el exceso de confianza de que el voto duro de Morena se incrementó y no cambiará. El hecho es que, la dirigencia morenista, debe generar una percepción para el electorado, donde se apueste por la continuidad y crecimiento de quienes ahora,  gracias al gobierno de la 4ta transformación se consideran clase media en cualquiera de sus categorías. Y debe mantenerse la bandera de mejorar las condiciones de vida de quienes viven en pobreza o pobreza extrema.

En 2021, la falta de participación electoral de quienes son partidarios de nuestro movimiento respondió, no al nivel económico en el que de manera individual cada quien se determina por su percepción, sino a la pérdida de confianza de lo que debe representar nuestro partido político. Esto es, el ideal democrático y la promesa de ser un partido diferente a los demás, Morena sufrió un declive derivado de los problemas internos de 2018 a la fecha y la falta de actividades territoriales que se tradujeran en la última fase de la construcción social planteada, que es, la revolución de las conciencias. En la misma participación interna, se perdió la dinámica constructiva de comités de base y toma de decisiones colegiadas en las reuniones ordinarias de los Consejos Estatales y Nacional. 

El factor que determina la elección de 2021, no es la percepción de clase media de la ciudadanía, consiste en la pérdida de confianza sobre el partido político, en la falta de actividad política fuera de lo electoral del mismo y en lo duro de mantenerse como la esperanza de transformación de todo un pueblo. 

La participación política de la Ciudadanía, se logra cuando la fe, la esperanza y la felicidad son factores que multiplican y de manera interdependiente caminan con la responsabilidad y el derecho a votar.

Entonces,  en este breve análisis quiero concluir que Morena mantendrá su fortaleza con el voto de quienes consideramos que debe haber continuidad del gobierno, y está fortalecido por la confianza en nuestro Presidente, porque hay ánimo en la candidatura Presidencial y en la de la candidatura al gobierno de la Ciudad de México, sin embargo, el conservadurismo, esta atento al descontento interno y a la falta de empatía de dirigencias partidistas con liderazgos locales de la mera sepa del movimiento, porque la apuesta principal de la derecha responde al voto local, al voto dividido o al voto nulo de quienes siendo militantes de Morena, ante la falta de certeza democrática y la inclusión de personajes del partido como propuestas electorales, alejados de los ideales primigenios, determinen la menor participación de la militancia. 

De tal modo, Morena debe defender los espacios locales, con personajes mucho más cercanos a los ideales y principios del movimiento, que inviten a caminar y construir al resto de la militancia que participa con base en el incentivo colectivo, para decirlo de otra forma, los militantes que se mueven por fe al proyecto, requieren de tener liderazgos locales que son de la misma fe y originarios del movimiento, una imposición de un personaje alejado de esta naturaleza en las candidaturas locales, provocaría la falta de participación y muy probablemente el voto dividido. 

Ahora bien, regresando a la percepción de quienes se consideran de clase media en cualquiera de sus caracterizaciones, está mucho más concentrada en la juventud. 

La conquista del voto joven, que tiene su percepción en la idea de una clase social más alta, no significa que por la percepción de clase de una mayoría de la juventud, se pueda determinar que el voto será por los conservadores, sino que la participación política y el voto para Morena dependerá en el sector joven de que el partido represente los intereses de las juventudes y sea identificado como un partido juvenil y comprometido con las juventudes y sus causas. 

Para lograrlo, no solo se requiere convencerlos de votar por los candidatas de Morena al gobierno de la Ciudad de México y a la Presidencia, sino, se debe incluir la participación de los jóvenes en los procesos locales y favorecer el ánimo participativo de la juventud con base en sus intereses, culturales, educativos y sociales. 

Desde mi perspectiva, la votación del 2024 marcará su diferencia en los congresos locales, alcaldías y ayuntamientos. Si Morena no fortalece a la base política del movimiento en lo local y decide favorecer las cuotas políticas de los grupos situados en la élite política, la votación será mayoritaria para la Presidencia y la Jefatura de Gobierno, pero tendrá un proceso similar al 2021 en lo local de no corregirse el rumbo. 

La naturaleza de nuestro partido político, deviene de la confianza en el movimiento y la fortaleza de convencimiento y entrega de sus militantes a la causa social, en otras palabras, aquella frase muy conocida y común en la estructura del partido que decía “hay que poner por encima de los intereses particulares el intereses superior, el Proyecto de Nación” hoy se puede equiparar al llamado de atención de una militancia digna de admiración y entregada que espera que se favorezca en las determinación el reconocimiento de fundadores y representantes de ideología Obradorista, que se han mantenido sin titubear en el camino de la transformación. 

La militancia camina con un incentivo único selectivo, el digno reconocimiento de sus bases.  

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