López Obrador y los mexicanos en Estados Unidos

“… los republicanos (buscan que) haya medidas antinmigrantes mexicanos, o sea, nos quieren agarrar de moneda de cambio… el presidente Biden es una gente que nos ha tratado bien, como amigos, y tenemos con él la posibilidad de hablar claro, sincero, él nos ha dicho que la relación entre México y Estados Unidos —y desde luego que le hemos tomado la palabra— se debe dar en un pie de igualdad… Y de manera respetuosa planteamos 10 propuestas: Lo primero que estamos planteando es la regularización de los mexicanos que llevan más de cinco años viviendo y trabajando honradamente en Estados Unidos. Y aquí aprovecho también para decirles a nuestros paisanos… quien no ofrezca este punto, quién no quiera resolver esto, pues no es confiable y hay que pensar no votar por ellos.”.

Presidente Andrés Manuel López Obrador. Conferencia matutina. 6 de febrero de 2024.

Por décadas de gobiernos neoliberales padecimos el sometimiento de nuestra soberanía a los intereses extranjeros. Diversos ámbitos de nuestra seguridad nacional se discutían y acordaban de acuerdo con intereses transnacionales. No existía impedimento alguno para poner en riesgo las decisiones soberanas competencia exclusiva de nuestra nación. Era tal el nivel del servilismo de los gobiernos prianistas que incluso las propias autoridades estadounidenses afirmaban en reuniones bilaterales: “… preferiríamos a una contraparte que cuestionara nuestros planteamientos y no esta postura de decirnos a todo ok”. 

Sexenios iban y venían y la política exterior mexicana perdía cada vez más el perfil otrora de orgullo nacionalista y defensor de los intereses internacionales de México. La diplomacia mexicana se desdibujó y se dedicó a fortalecer sus privilegios a cambio de promover una imagen adecuada a los requerimientos del prianato dominante. Soberanía y seguridad nacionales cayeron en desuso.

Las reiteradas crisis económicas y la privatización del ejido llevaron al abandono del campo y a un flujo de millones de migrantes primero a las grandes ciudades del país para luego continuar hacia Estados Unidos. De acuerdo con cifras publicadas en el 2019 por la oficina del Censo de Estados Unidos1 los años de mayores flujos migratorios de población de origen hispano al país vecino fue el periodo comprendido entre 1990 y 2019, siendo los mexicanos el mayor porcentaje al ubicarse por arriba del 70 por ciento. 

Estas cifras coinciden con las presentadas por el entonces secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, el 12 de septiembre de 20192 en la conferencia matutina cuando confirmó la tendencia a la baja de la migración mexicana a Estados Unidos, en un porcentaje del 7.2%, destacando en contraposición el incremento de los flujos migratorios procedentes de países hermanos de Centro y Sudamérica. En esa oportunidad, Ebrard comentó que la disminución de la migración mexicana estaba vinculada a factores internos de la economía nacional.

Desde entonces han pasado poco más de cuatro años y la transformación económica en el país ha mostrado fortalezas. Por citar solo algunos de los principales indicadores en esa materia: contamos con una moneda fuerte la cual ha mantenido una revaluación histórica frente al dólar, en 2023 cerró su cotización en 16.9 pesos frente a esa divisa. La inflación disminuyó a fines del año pasado a 4.26 por ciento. El desempleo se encuentra en su tasa más baja, 2.6 por ciento de la población económicamente activa. La inversión extranjera directa ha alcanzado cifras récord, el año pasado se captaron casi 33 mil millones de dólares. El salario mínimo ha aumentado más del 100%. En los años de la 4T la pobreza ha disminuido en un 16%, lo que significa que 8.9 millones de mexicanos salieron de esta situación. 

Sin duda el perfil del actual gobierno de México le ha dado al país una imagen internacional totalmente diferente a la adquirida durante el neoliberalismo. La dignidad nacional ha sido recuperada, la política exterior comienza a contar con la estatura moral ganada a pulso antes de que los gobiernos anteriores hicieran de las autoridades mexicanas una simple comparsa del imperialismo. 

López Obrador ha sido claro en sus visitas al extranjero, pero también en los encuentros sostenidos con los primeros mandatarios estadounidenses, Donald Trump y Joseph Biden, así como con diversas delegaciones de funcionarios y legisladores que continuamente viajan a nuestro país: … México no es colonia de ningún país extranjero, México no es un protectorado, México es un país independiente y soberano… tenemos una muy buena relación con el gobierno de Estados Unidos, pero no de subordinación, sino en un pie de igualdad… 

Por cierto, esa postura de nuestra soberanía la reiteró en la reciente entrevista que la CBS, una de las tres grandes cadenas mediáticas de Estados Unidos, le realizó para el programa “60 minutos”. Asimismo, insistió en la petición al gobierno estadounidense acerca de la regularización de los mexicanos que tienen al menos cinco años de vivir en ese país. Es de subrayarse que la conversación con el presidente se grabó en un segmento de una hora, sin embargo, la televisora solamente transmitió 17 minutos. 

En un mensaje publicado en sus redes, López Obrador comentó la noche del lunes 25 de marzo … la entrevista con el programa 60 minutos de CBS se recortó mucho por cuestiones de tiempo de la televisora y de sus criterios informativos, los cuales respeto sin condición. Sin embargo, por considerarla de interés para el pueblo de México y en especial para nuestros paisanos migrantes, les comparto lo que se grabó detrás de cámaras como respaldo nuestro. Aquí les dejo el enlace https://bit.ly/EntrevistaCBS60minutos 

Al contexto, brevemente descrito arriba, sumémosle el hecho de que México sea ahora el primer socio comercial de Estados Unidos, dejando detrás a Canadá y China. Asimismo, el fortalecimiento de las relaciones comerciales con otras potencias. El año pasado la nación asiática se convirtió en el segundo socio de nuestro país y México a su vez en el segundo en América Latina. 

Como buen estratega político, López Obrador ha sabido asumir la posición de igual a igual frente a Washington, así como el empoderamiento impreso a México en sus relaciones bilaterales, reubicándonos ahora como promotores de iniciativas y no solo como receptores de estas. En el marco de una entrevista telefónica sostenida con el presidente Biden, a principios de febrero pasado, AMLO le planteó que la cuestión migratoria debía ser atendida resolviendo las causas que la originan. En ese sentido le hizo once propuestas. Destaco solamente las relacionadas con este comentario:   

Con respecto al primer punto fue más allá cuando en la conferencia matutina del día 21 del mes en curso, el presidente ofreció que si los candidatos de cualquier partido lo ponían por escrito como un compromiso ese día le vamos a hacer un reconocimiento en Palacio Nacional. No va a ser una mañanera, va a ser una semana de mañaneras para que se enteren nuestros paisanos de qué candidato. Porque nada de demagogia, ¿eh?, nada de ofrecimientos en abstracto, queremos hechos.

Entonces, si hay un candidato que diga ‘me comprometo a impulsar la regularización de migrantes mexicanos que llevan más de cinco años viviendo, trabajando honradamente en Estados Unidos’, nosotros lo vamos a reconocer y van a tener el respaldo de los cerca de 40 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos… En vez de los que están proponiendo encarcelarlos y los que ponen alambradas, en vez de eso, si hay un compromiso de este tipo, yo estoy seguro de que le va a ir muy bien en la elección a quien asuma esa postura humanista. https://youtu.be/hsni76SRi04

Efectivamente, los millones de mexicanos que viven en la Unión Americana trabajan honradamente y contribuyen a la economía estadounidense con más de 324 mil millones de dólares al año. Nuestros paisanos pagan impuestos, aunque sean indocumentados. Mientras el mexicano paga 1.38 dólares un estadounidense sólo 0.69 centavos. 

Los mexicanos envían a sus familias en México 63 mil millones de dólares en remesas. Esa cantidad representa sólo el 18 por ciento de sus ingresos, o sea, el 82 por ciento restante se queda en la economía de Estados Unidos. Es decir, nuestros connacionales aportan 265 mil millones de dólares para reinvertirse en aquel país. 

Sin duda, el impacto de López Obrador como presidente de México se ha sentido en la política estadounidense. Recientemente su influencia se expresa en las campañas de los candidatos presidenciales. Tanto Joseph Biden como Donald Trump han lanzado sendos mensajes propagandísticos para captar el voto del ciudadano de habla hispana, conformado por una amplia mayoría de mexicanos. Biden grabó un video en el que se utiliza el “espanglish”. Mediante la combinación de palabras en español e inglés se invita a votar por su reelección, mientras que el expresidente al ritmo de música afroantillana, al que por cierto él también “baila”, invita en español a emitir el voto por su candidatura.

Aunque los discursos republicanos no han cesado de lanzar consignas racistas y discriminatorias en contra de los mexicanos, y en general de los migrantes hispanos, y de amenazar con levantar muros e instalar alambradas de púas, comienza a aparecer una estrategia diferente para atraer el voto de los hablantes del español. El interés por el voto hispano por supuesto que se ha manifestado en otras campañas electorales, sin embargo, creo que en este 2024 el efecto AMLO se ha hecho presente. 

Vivimos tiempos inéditos con la Cuarta Transformación. Pero estos momentos históricos han trascendido nuestro entorno nacional para posicionarse, como nunca antes, en el ámbito de la relación bilateral México-Estados Unidos. Ahora sí entre socios y colaboradores, no más entre quienes dictan las decisiones y quienes las obedecen servilmente.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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