¿La última cena?

Sin mayor novedad transcurrieron las elecciones en Coahuila y el Estado de México donde los resultados eran previsibles y sólo se confirmó la tendencia que señalaban las encuestas desde hace varios meses.

Por fin terminó la era del PRI en la entidad mexiquense y en Coahuila y Durango tendrán sus únicos bastiones reales que habrán de cuidar como la niña de sus ojos y, en una de esas, de la mano del joven gobernador, comprendan que lo que necesita la ciudadanía es un gobierno que sea capaz de dejar en el pasado las mañas del moreirato y la vieja complicidad de actores como Mary Telma Guajardo que hoy está “que no cabe” con el triunfo de Manolo Jiménez aunque ni ella, ni el PRD realmente hallan aportado gran cosa al triunfo más que cargar la matraca.

Por cierto, hablando del PRD, vaya fin que tuvo el otrora principal partido de izquierda: no sólo llegó a su etapa terminal, sino que tristemente y traicionando todas las causas que le dieron vida, se despide de la vida política poniéndose a las órdenes de la derecha más nefasta y mohosa en la historia de los partidos políticos de este país desde el México postrevolucionario.

Lo bueno para la ciudadanía de Coahuila y el EDOMEX es que habrán de iniciarse nuevos procesos de transformación en el gobierno que sí o sí, tendrán que mostrar un nuevo rostro a partir de las lecciones que deja la contienda. En Coahuila bien puede centrar MORENA un ejercicio de reflexión que sea capaz de repensar las alianzas con otros partidos y sus verdaderos alcances, pues en ese Estado se conjugaron dos factores internos clave: un candidato poco legitimado y la ambición de otro que le hizo el juego al ya muy desprestigiado Partido del Trabajo.

Ahí sí, la principal crítica es para Ricardo Mejía y no porque fuera un mal candidato, sino porque le interesó un comino el proyecto y antepuso sus aspiraciones lo que probablemente lo aleje un buen rato de la vida política.

Por otra parte, en el EDOMEX también hay que reflexionar porque el triunfo acompaña la esperanza de muchos militantes leales de MORENA y especialmente del lópezobradorismo, así que la tarea será monumental. La maestra Delfina tiene todo un reto por delante y éste va más allá de hacer un buen gobierno, el primero y más importante es dejar claro que tomará las riendas de la administración pública sin la presión e injerencia de los grupos de poder que controlan el espectro de la izquierda en el Estado.

En fin, la hora de la verdad llegó para todos los partidos pero con mayor énfasis en los aspirantes morenistas a la presidencia, no en vano la reunión del pasado lunes de AMLO con los principales contendientes ha dado paso a la especulación de muchos y al fanatismo de otros que se desviven por hacer conjeturas o fantasear con las motivaciones del encuentro.

Lo que sí es que quizá sea la última cena en la que coincidan todas las corcholatas con Andrés pues las definiciones y su proceso previo, sin duda van a generar un reacomodo interesante en la administración pública para garantizar un cierre de sexenio que blinde las acciones que son prioridad para Andrés Manuel. Los escenarios son amplios y comienzan a tomar forma con la renuncia de Marcelo pero, ¿Pedirá licencia Claudia Sheinbaum? ¿Renunciará Adán Augusto? Si pide licencia la jefa de gobierno, el reacomodo de fuerzas en la administración local necesariamente transita por determinar una estrategia que vigorice la fuerza electoral de MORENA en la capital dada la importancia que tiene para el país y, evidentemente por ser el principal bastión de MORENA.

En relaciones exteriores, absolutamente nadie puede negar el trabajo de Marcelo y su capacidad para mostrar una política exterior firme, digna y sobre todo respetable para muchos países, aunque estando en la recta final de la era de AMLO, las bases de esa política exterior han quedado bien establecidas y poco efecto negativo tendrían tras la salida del canciller anunciada este martes.

Sin embargo, un caso llama la atención por su singularidad, ¿Qué pasaría si, (cómo indican las encuestas), el crecimiento de Adán Augusto llega a tal grado que le valiera ser el candidato de MORENA a la presidencia? Su renuncia no sería un caso menor, pues el nuevo encargado de la política interior del país forzosamente debiera reunir varios aspectos: tener la confianza del presidente, contar con experiencia en política interior y, sobre todo, emular la eficiencia del actual titular de Bucareli para la solución de conflictos. En ese escenario, ojo, pudiera ser alguien de la vieja guardia que actualmente se muestre imparcial al proceso interno, sólo así garantizaría que SEGOB actuara como garante de estabilidad política frente al cierre de esta administración con todo lo que acarrea la elección de 2024.

El caso es que parece ser que está en la figura de Adán Augusto la opción que comienza a tomar más fuerza por toda la connotación que lo acompaña y no como el aspirante preferido o más cercano a Andrés, pues la cercanía de los tres es innegable, sino como el garante de legitimidad y estabilidad que hoy requiere el proceso, tanto electivo como de continuidad de la Cuarta Transformación.

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