Res o no res ser, Dresser, o no ser
Érase una vez una doctora que soñó que era Caperucita Roja y que en el bosque de la información la asaltó el Lobo Feroz disfrazado de Andrés Manuel López Obrador, quien tenía muy grandes las orejas, los ojos y la boca, pues con ellos podía oírla, verla y comerla mejor. Cuando Denise Dresser despertó, sudando, descubrió que se había quedado dormida con su abrigo rojo, ese que lució una vez que fue a la Mañanera a defender al indefendible Sergio Aguayo y de paso hacer el ridículo por su desconocimiento de las leyes, si bien esa prenda no pudo llevarla a la marcha del 2 de octubre pasado, de la que fue “invitada” a salir por el camino corto por unos jóvenes que sí sabían a qué se va a las marchas y que conmemoraban dos matanzas: la de Tlatelolco de 1968 y la de Ayotzinapa de 2014. Esa mañana, después de aquel sueño intranquilo, la doctora descubrió, temblando, que nuestro presidente es un dictador.
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La doctora en ciencia política por la Universidad de Princeton que imparte clases en el ITAM no le cae nada bien a un amplio sector de la población. Esto se debe a sus constantes y paranoicas críticas al presidente y a que el pueblo la ve como la viva imagen de la gente bien, de clase alta “leida y escribida”, es decir, ese segmento de la población, otrora tan privilegiado, que ahora finge ser progresista y que a toda costa busca el retorno de las prebendas que hizo trizas la 4T. Pero aún quedan bastiones, como Latinus o el periódico Reforma, para seguir arrojando bilis encima de todas las causas que defiende AMLO; aún quedan plataformas, algunas de las cuales seguimos pagando usted y yo con nuestros impuestos.
Al igual que un montón de comentócratas de rancio abolengo, la doctora Dresser es muestra clara de la ceguera que el odio provoca. Juzgue usted.
Denise, hace tiempo, ante un reclamo que le hacías al presidente, un periodista te dijo que no formas parte del pueblo, pues este es “una construcción social, una identidad que alude a grupos históricamente excluidos, marginados y agraviados; esa mayoría que la 4T busca reivindicar”. ¿Qué opinas? Nunca le respondiste a Hernán Gómez.
Lo que yo le reclamaba al presidente es su desdén por las organizaciones de la sociedad civil que él quiere destruir.
¿Cómo Sociedad Civil México, esa facción del PAN que integra el nuevo frente Unid@s, o Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad?
La sociedad civil es variopinta, con agendas aplaudibles y otras no tanto, pero que hacen un contrapeso indispensable.
¿Por qué, Denise, conoces mejor el libelo El rey del cash que su propia autora, Elena Chávez?
¿Estás insinuando que yo lo escribí?… Soy buena lectora y tengo buena memoria.
¿Por qué todo lo que aparece en contra del presidente para ti es cierto?
No es así. Es tu apreciación.
Te digo unos ejemplos:
Cuando en 2020 fuiste a la Mañanera, dabas por hecho que se preparaba un código penal en contra de la libertad de expresión, en el que por ejemplo se castigarían delitos contra la difamación. El presidente y el tiempo se encargaron de desmentirte.
Se echaron para atrás, gracias a mí.
Sostuviste que AMLO dio un golpe de Estado cuando dictó un acuerdo para que no se detuvieran las obras emblema del gobierno, como el Tren Maya.
Al final tuve razón, pues el gobierno ha cedido el poder civil ante el militar. Ha institucionalizado un cogobierno con las fuerzas armadas.
Confundiste a Richard Gere con el finado Gerardo Ruiz Esparza. Le pedías a AMLO investigarlo en vez de platicar con él.
Se parecen.
A diferencia de lo que opina la gente, aseguras que rubro tras rubro este gobierno ha sido una lamentable traición.
No me retracto.
También afirmas que el presidente miente al negar que el ejército espía. ¿Tienes pruebas? Citizen Lab no.
No tengo pruebas, pero tampoco dudas.
Confundiste a un actor porno español con un supuesto médico fallecido en plena pandemia por covid-19. Claro, por culpa de Gatell. “¡No, esa no es la inyección, Denisse!”, se burlaban los tuiteros.
Sin comentarios.
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La doctora mira la represión de este gobierno, pero en una fotografía de Toronto, Canadá, que sube a Twitter; desacredita lo que se hace en la Ciudad de México por la lucha feminista, y cree que criticando a AMLO va a lograr el cambio; afirma que este es un gobierno represor que atenta contra la libertad de expresión, y le dice al presidente “político de palabrería incesante”, “protagonista del monólogo rumiante”; la doctora oculta lo que en verdad añora: esos tiempos en los que el periodismo mediático era una mercancía, en los que con una llamada podía obtener 50 mil pesos por cada conferencia de media hora: cómo no va a estar enojada con la austeridad republicana; ha estudiado mucho, pero no sabe nada y se acerca cada vez más al sinsentido; dice que no permitirá que este gobierno la vuelva extranjera en su propio país, pero desprecia al pueblo desde arriba; Denise compara a López Obrador con Calderón, aun y cuando nuestro presidente lucha todos los días por detener la guerra que se inventó aquel espurio. No sabe la doctora que cada vez que golpea al presidente no le asesta el golpe a él sino al movimiento que representa, que no es el partido Morena, sino los millones de mexicanos que quizá alguna vez nos chupamos el dedo… pero que ni crea que nos lo vamos a seguir chupando.
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Unos cables de Wikileaks revelan que te reunías a puerta cerrada con funcionarios estadounidenses en la embajada de México. Para Gerardo Fernández Noroña eres agente de la CIA.
Visita de amigos, trabajo periodístico…
¿Cometiste un error al votar por Andrés Manuel?
AMLO y yo solíamos compartir causas, pero cuando llegó al poder terminó traicionándolas. Se convirtió en mucho de lo que siempre criticó.
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Doctora, me temo que te pareces cada vez más a Lilly Téllez, a Kenia López Rabadán y a Xóchitl Gálvez. ¡No, doctora, no es un halago lo que te estoy diciendo!
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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