Un millón de firmas

Pues sabrá Dios de donde saca Roberto Gil Zuarth que la “candidatura” de Lilly Téllez está despuntando claramente, o se trata de una fantasía o de plano enloqueció el ex secretario particular de Felipe Calderón y protagonista de la trama de sobornos relacionados, entre otros, con el pacto por México.

Y es que conforme nos acercamos a la elección de 2024 y por más que la oposición se lleva un palmo en las narices, un día sí y el otro también, siguen sin comprender que no existe posibilidad alguna de detener el triunfo del bloque de enfrente y menos si continúan creyendo que los seguidores en twitter se convierten en automático en electores.

Es decir, avanza el tiempo y lejos de construir un proceso de unidad que abra paso a la conformación de un bloque con identidad más ciudadana que política, insisten en mantener la ruta de la ocurrencia por una parte y por otra la de la confrontación basada en mentiras y calumnias desde las redes sociales. Por esa misma razón comienzan a incendiar sus propios procesos electivos como si la definición de uno u otro candidato o candidata, realmente impactara en la contienda presidencial ¡Vaya ingenuidad!

Llama la atención por ejemplo que, en su proceso interno, los gerentes de Acción Nacional ahora opten por establecer un requisito más que imposible, un millón de firmas como muestra de presencia territorial. Pues si no la tienen como partido, ¿cómo diablos habrían de conseguir tal número de firmas?, sobre todo cuando llevan casi un sexenio sin realizar una sola acción que realmente los identifique con la ciudadanía.

Por esa misma razón les llueven las críticas de propios y extraños pues a casi un año de la elección, todavía no dimensionan que, en su caso, ya no se discute si van a perder la contienda, la discusión es en torno a cómo perder sin una caída estrepitosa. Menudo problema entonces tiene ahora el panismo con dos de sus aspirantes, pues entre el acartonado Santiago Creel y la virulenta Téllez se irá incrementando en los próximos días el tono de descalificaciones, ahí si aplica la máxima “tan poco el amor y desperdiciándolo en celos”.

Ah, por cierto, si de descalificaciones se trata, Creel lleva las de perder. Bueno, hablando de virulencia MORENA también tiene lo suyo, pues el “compañero” de ese partido (Noroña) no se queda atrás en sus descalificaciones proferidas contra “el compañero presidente” y todo porque las encuestas lo reflejan en su realidad: no representa ni a la izquierda y mucho menos a lo que buena parte de la sociedad identifica con el movimiento de López Obrador. Bien dicen que en eso de las candidaturas “no sólo hay que quererla, también hay que creérsela” pero pues este abusa.

Total que en ambos casos, el de Lilly Téllez y el de Noroña son una vacilada y no porque se trate de menospreciar su legítima aspiración, sino porque en los tiempos actuales y a cómo está el país, lo necesario es optar por un personaje prudente, con madurez política y solvencia moral que pueda equilibrar la ya muy desgastante polarización en la que se encuentra la vida política del país y que ha alcanzado otras esferas.

La elección la ganará sin duda el bloque encabezado por MORENA y de ahí tendrá que salir ese personaje, lo bueno es que esta semana tanto Ebrard como Sheinbaum le fueron bajando a la estridencia, lo malo es que el club de fans de cada lado anda muy calientito.

Quizá en eso radiquen en buena parte las claves del crecimiento de Adán Augusto: el no meterse en el terreno de la confrontación y el de equilibrar diversas posturas a través de los resultados como Secretario de Gobernación.

En fin, más allá de las filias y odios de cada quien, incluidas las del suscrito, y más allá de las encuestas, queda claro que el papel del tabasqueño terminará siendo determinante para el proceso interno y, de mantenerse la tendencia, ¡aguas! Le puede alcanzar.

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