El presidente Donald Trump instruyó a la fiscal general Pam Bondi a tomar medidas estrictas contra el tráfico de armas hacia México. Esta decisión busca frenar el suministro de armas a cárteles y organizaciones terroristas. Brendan Iber, agente especial de la ATF, explicó que su misión es reducir el crimen violento en EE. UU. y evitar que los cárteles mexicanos obtengan armamento ilegal.

Recientemente, el gobierno de EE. UU. designó a seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas. Esta designación permite aplicar sanciones financieras y otras medidas contra ellos. Sin embargo, México ha expresado su preocupación, argumentando que esto podría afectar su soberanía y complicar la cooperación en seguridad.
Iber también advirtió sobre el peligro que representan las armas robadas y las compradas por testaferros. La ATF seguirá rastreando a los traficantes y exigiendo responsabilidades. Durante un evento en Phoenix, se mostró una gran cantidad de armas incautadas, destacando el esfuerzo conjunto de varias agencias para combatir el tráfico de armamento.
Históricamente, el tráfico de armas desde EE. UU. ha sido un problema grave. Durante la presidencia de Felipe Calderón, se intensificó la violencia relacionada con el narcotráfico. Entre 2006 y 2011, el programa “Rápido y Furioso” permitió la entrada de miles de armas a México, lo que resultó en un aumento de la violencia.
En este 2025 alrededor del 70% de las armas aseguradas en México provienen de EE. UU. más de 500,000 armas cruzan ilegalmente la frontera cada año. Para abordar esta crisis, el gobierno mexicano ha presentado demandas contra fabricantes y distribuidores de armas en EE. UU., acusándolos de negligencia.
La lucha contra el tráfico de armas se intensifica en un contexto de creciente violencia. Las acciones de Trump y la ATF buscan proteger la seguridad pública y limitar el poder de los cárteles en México.

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