La economía mundial vuelve a tensarse ante las decisiones unilaterales de Donald Trump, quien confirmó que este 1 de agosto inicia la implementación de nuevos aranceles a decenas de países, luego de meses de amenazas, negociaciones a medias y declaraciones contradictorias.
El mandatario republicano anunció en su red social Truth que la fecha límite “no se moverá”, y calificó el día como “¡Un gran día para Estados Unidos!”. Con ello, se activa una ola de impuestos del 15% al 50% sobre productos de países que no lograron cerrar un acuerdo comercial con EE.UU., entre ellos México y Canadá, que enfrentan aranceles de hasta el 35% en productos fuera del T-MEC.

De acuerdo con un análisis de El País, mientras algunos socios como la Unión Europea, Japón y Corea del Sur lograron pactos provisionales —aunque llenos de ambigüedades y promesas difíciles de cumplir—, otros como India, Brasil o Vietnam recibieron graves penalizaciones. En el caso brasileño, Trump quintuplicó las tasas en represalia por motivos políticos, presionando para evitar una condena a su aliado Jair Bolsonaro.
Además, sectores clave como el acero, el aluminio, el cobre y la industria automotriz sufrirán gravámenes fijos del 25% al 50%, independientemente del país de origen. Solo Japón y la UE lograron reducir ese impacto a un 15%, tras compromisos que analistas califican como poco realistas.
Las negociaciones con China siguen en curso tras encuentros en Estocolmo y Ginebra. Sin embargo, la política comercial de Trump se ha convertido en sinónimo de caos, improvisación y presión política.
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