Reaprendiendo a respetarnos

Opinión de Gina Chávez

La palabra respeto hoy en día es un término que está muy devaluado y desvirtuado en nuestra sociedad. Pareciera que  la consideración y valoración ante alguien o algo, así como reconocer el valor social o tener especial deferencia ante otro ser humano o nuestra comunidad es algo que ya no le interesa a la gran mayoría. Sin embargo es uno de los valores fundamentales que el ser humano debe tener  presente a la hora de interactuar con personas a su alrededor para vivir en paz.

La Ley de Cultura Cívica vigente en la Ciudad de México, está basada precisamente en los principios de respeto, corresponsabilidad, legalidad, solidaridad, honestidad, equidad, tolerancia e identidad, para preservar el orden público, por medio del conocimiento, ejercicio y cumplimiento de derechos y obligaciones.

En ella el respeto es el eje central. Se trata de considerar la integridad física y psicológica hacia todas las personas, cualquiera que sea su condición socioeconómica, edad, sexo, religión, preferencia sexual o grupo étnico. Muchas formas de respeto se basan en la relación de reciprocidad y reconocimiento mutuos.

El respeto al ejercicio de los derechos y libertades de todas las personas, a la conservación del medio ambiente y de la salubridad general.  El respeto en beneficio colectivo, del uso de los bienes públicos, su preservación y cuidado. Llámense espacios deportivos, culturales y áreas verdes y parques y bosques. 

La Cultura Cívica trata de garantizar la convivencia armónica de las personas y sustentarse en deberes ciudadanos tales como brindar un trato digno a las personas, respetando la diversidad que caracteriza a la comunidad; Prestar apoyo a los demás, especialmente a las personas victimizadas o en situación vulnerable; Prevenir riesgos contra la integridad física de las personas o permitir la libertad de acción de las personas en las vías y espacios públicos.

Otra palabra clave para lograr que la armonía prevalezca en una gran urbe como la nuestra es la solidaridad. Como por ejemplo, requerir la presencia policiaca en caso de que alguien se percate de la realización de conductas o de hechos violentos que puedan causar daño a personas o bienes de terceros o que afecten la convivencia armónica; Conservar limpias las vías y espacios públicos y participar en jornadas de limpieza y mantenimiento de los mismos. 

Dice esta ley de convivencia que es un deber ciudadano hacer uso adecuado de los bienes, espacios y servicios públicos conforme a su naturaleza y destino; Cuidar el equipamiento y mobiliario urbano, así como los bienes de interés cultural, urbanístico y arquitectónico de la ciudad; Contribuir a un ambiente adecuado para la niñez, su desarrollo, salud y bienestar; Proteger y preservar la flora y fauna en áreas verdes, áreas de valor ambiental, áreas naturales protegidas y suelo de conservación de la Ciudad de México.

Otra palabra esencial es la cordialidad que significa la amabilidad y la gentileza de una persona. Se utiliza con referencia al trato civilizado, demostrando buena educación y en el caso de la civilidad se refiere a cosas como utilizar adecuadamente la estructura y señalización vial; Mantener en buen estado las construcciones propias, así como reparar las averías o daños de la vivienda o lugar de trabajo que pongan en peligro, perjudiquen o molesten a las personas y prevenir que los animales de compañía causen daño o molestia a las personas. 

La consideración es otro vocablo imprescindible. Este concepto está vinculado a una meditación o reflexión, pensamiento o cavilación acerca del otro. También puede incluso ir más allá y asociarse a una estimación o valoración positiva entre personas. En la Ley que nos ocupa incluye cumplir las normas de seguridad y prevención contra incendios y demás temas en materia de protección civil relativas a la seguridad de la comunidad en espacios públicos, establecimientos comerciales y lugares de acceso público.

 Y finalmente otra palabra clave, contribuir que significa ayudar, apoyar, aportar. Por ejemplo: Generar un ambiente libre de contaminación auditiva que altere la tranquilidad o represente un posible riesgo a la salud de terceros, trátese de vivienda de interés social, popular o residencial; contribuir al orden y tranquilidad públicos, sin afectar el desarrollo normal de las actividades de los demás.

¿Cómo podremos lograr que la sociedad capitalina evolucione hacia este comportamiento y código ético? A las autoridades de la Ciudad de México les corresponde evitar que todo lo plasmado en esta ley se quede en el simple papel como una lista de buenos deseos y para ello debe ejercer efectivamente y en los hechos las multas, sanciones, penalizaciones correspondientes. Así como diseñar, producir y promover programas televisivos y radiofónicos de manera permanente necesarios para la promoción, difusión, conocimiento y desarrollo de la cultura cívica y el respeto a través de los medios de comunicación masiva, escuelas y centros culturales.

Mientras no se le dé a la policía capitalina (como en otros países)  las atribuciones y capacidad necesarias para hacer cumplir estas leyes y conceptos, los capitalinos seguiremos viendo cómo de manera casi generalizada, el respeto entre los habitantes de esta ciudad es cosa del pasado.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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