PANLÉXICO

panléxico: Diccionario.
RAE, Diccionario de la Lengua Española.

La Señora Botarga En Sus Dos Primeras Acepciones concurrió el fin de semana a un conocido centro de espectáculos localizado en el todavía corazón del panismo chilango —¡oh, ironías de la historia y del destino! —, la demarcación territorial Benito Juárez. El evento, dijeron, había sido convocado por una entelequia, “la ola rosa”, dizque la sociedad civil. Curioso: entre los escasos asistentes, en primera fila, se hallaban los líderes nacionales del PAN y del PRD, a quienes la susodicha presentó. Al otro cabecilla de los tres partidos que pretenden camuflajearse tras los huipiles fashion de la señora, el señor Alito del PRI, no lo mencionó porque el campechano no fue. En algún momento de su palucha, la virtual candidata del PRIAN espetó: “No se preocupen si vamos 30 puntos abajo, 20 arriba, no se preocupen, lo que deben de saber es que el 50% del país no me conoce y me va a conocer bien”. Tremendo desbarro: ¿no es preocupante estar 30 puntos abajo? ¿Por qué lo sería estar 20 arriba? ¿Y no es preocupante que la mitad del electorado nomás no sepa quién es la candidata de la oposición? ¿Y el tan cantado “fenómeno” que supuestamente tiene espantado al presidente? ¿Y la dichosa polarización? ¿Y la cargada mediática de plano no ha funcionado? Y lo más importante: unas cuantas semanas han sido más que suficientes para observar que la dirección de la dinámica no le favorece: conforme más personas conozcan a la señora, entre mejor sea conocida por quienes ya la conocen, más y más seguirá desinflándose.

Acto público tras acto público, una entrevista sí y a la siguiente también, intervención a intervención en el Senado, la chupóptera ha hecho palmario que jamás podrá salir de las limitaciones del discurso fruslero: tal es la esencia de su pensamiento. Su risa fácil, esa sí, es auténtica. Y peor, más allá de que luce imposible que deje de comportarse como picaflor, más allá de que resultaría ya ingenuo suponer que algún día pueda dejar de vanear y mantener los asuntos de la res publica a nivel cháchara y la política como guasa, más allá de su perfil casquivano, el mayor arrisco de la prianista es otro.

A final de cuentas, que la senadora siga discursando a topa tolondro y que continúe comportándose como una taranta es lo de menos. Lleva años haciéndolo. La chabacanería es su sello, tanto, que los mandamases del conservadurismo han querido venderla como “frescura”. Tampoco resulta peligroso que mantenga la práctica del plagio como única fuente de sus decires —en un exabrupto de cinismo editorial, el columnista Salvador Camarena, empleado frecuente en las organizaciones del señor Claudio X. González, escribió el miércoles, que “el error de Xóchitl no es haber plagiado en su tesina para obtener el grado. El verdadero, y más revelador, desacierto es que no estaba listísima para responder…”—.

Total, en última instancia la carencia de propuestas y proyecto de país del prianismo está bien representada en la anodina logorrea de su selecta pre electa. Ni el INE ni nadie tendría facultades para exigirle originalidad, ni siquiera un poco seriedad. Lo que sí debería exigírsele es que deje de echar frijoles. Hace poco alguien posteó en X —o sea, tuiteó— un fragmento de una entrevista que Adela Micha le hizo, y de verdad que se requiere de mucho hígado para aguantar las embestidas de la embustidora: la señora suelta furullas, falorias, trolas y gazapas con un desparpajo atronador.

Una cosa es segura: día a día a los atribulados votantes que le quedan a la oposición les va resultando más y más claro que la pejefobia, el clasismo, el racismo y el conservadurismo cada vez alcanzan menos para decidirse a sufragar por la señora Xóchitl Gálvez.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

Salir de la versión móvil