El retiro de las estatuas de los líderes revolucionarios Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara en la colonia Tabacalera, en la alcaldía Cuauhtémoc, por órdenes de su alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega ha desatado un intenso debate en México. Al mismo tiempo, la gente ha salido a las calles en defensa de las principales figuras de la Revolución Cubana con un fuerte sentimiento de solidaridad popular. En una entrevista para Diario Red Latinoamérica, el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón expresó que esto se trata de una exasperada medida de la derecha en el marco de la batalla ideológica por la capital del país, para eliminar el hecho de que la Ciudad de México se concibió la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista. No obstante, se les revirtió por la simpatía que tienen estos dos protagonistas entre la mayoría de los ciudadanos. “Lo que Alessandra Rojo de la Vega no puede borrar es que la Revolución Cubana se gestó en la Ciudad de México, que aquí estuvieron Fidel Castro y Che Guevara y que esto fue muy importante para ellos, al igual que lo fue en el siglo XIX y principios del XX la estancia de (José) Martí en nuestro país”, manifestó el caricaturista. No obstante, también hubo respuestas absurdas de personajes simpatizantes de las derechas partidistas, por ejemplo, el productor televisivo Óscar Ortiz de Pinedo escribió en su cuenta de X, “Invito a todos los que se ofendieron por el retiro de las estatuas del Ché y Fidel a que se vayan a vivir a Cuba”, ignorando que su propio abuelo Óscar Ortiz Carreras era cubano.
¿Cómo podemos explicar las raíces de este evento fundamental? Desde los comienzos del siglo XIX, los asuntos de España habían interesado poco a los gobiernos europeos, de manera que Estados Unidos se concentró en expandir su influencia en el Caribe, en especial en Cuba, gobernado por España. Los empresarios estadounidenses vieron el potencial económico de aquel país en las plantaciones de algodón y azúcar. A medida que aumentaba este apetito por la isla, ofrecieron comprarla en varias ocasiones sin éxito alguno, la prensa amarillista de William Randolph Hearst jugó un papel importante, ya que retrataba al imperio español como un país cruel y retrógrado. Incluso, les atribuyó la responsabilidad del hundimiento del Maine en La Habana. De manera que estalló la Guerra Hispano-estadounidense (1898), también conocida como la Guerra de 1898.
En este breve conflicto, Theodore Roosevelt participó en la primera caballería voluntaria, conocida como los Rough Riders, integrada por vaqueros, banqueros, comerciantes y gente de sociedad, quienes recibieron más atención publicitaria que cualquier otra unidad militar, participaron en la toma de Kettle Hill y luego cargaron a través de un valle para ayudar en la toma del Cerro San Juan. Estados Unidos gana el conflicto y despoja a los españoles de sus últimas posesiones de su antiguo imperio mundial: Cuba, Puerto Rico, las islas de Guam, las Filipinas y otras islas menores.
Lo que la derecha ignora, es que Batista instauró un orden de terror, enfermedad y pobreza en la isla. Además, colaboró con figuras del crimen organizado estadounidense, como Meyer Lansky y Lucky Luciano, para establecer casinos y otros negocios lucrativos en la isla, lo que generó importantes ingresos para el gobierno, pero permitió a la mafia extender sus tentáculos en varios sectores de la economía. La revolución que se apoderó de la isla caribeña el 1° de enero de 1959, no fue un acontecimiento espontáneo. Fidel Castro siguió una línea activista, desde el fallido asalto al cuartel de Moncada el 26 de julio de 1953 hasta la invasión de la isla por una organizada fuerza guerrillera que culminó en la instauración de un Estado socialista, lo que sitio a aquella isla en el centro de la Guerra Fría.
Por otro lado, México estaba en el auge de su autoritarismo con el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines y era una pieza clave en la seguridad estadounidenses, alineada a las políticas anticomunistas latinoamericanas olvidándose de una idea de una América unida, para mejorar la condición de vida de sus países, como lo hizo Europa después la Segunda Guerra Mundial. Esto no impidió que el ex presidente Lázaro Cárdenas tuviera su primer acercamiento con Castro en 1956, a quien calificó de “un joven intelectual de temperamento vehemente, con sangre de luchador”. Desde su base en las montañas de Sierra Maestra, envió una carta al general Cárdenas en marzo de 1958, donde lo ponía al tanto de la revolución, “La lucha en Cuba está en su etapa final y el combate decisivo se librará con las mayores probabilidades de éxito. Agradezco la nobilísima atención que nos dispensó cuando fuimos perseguidos en México, gracias a la cual hoy estamos cumpliendo nuestro deber”. Tras su triunfo en 1959, el general es invitado para dar un discurso en la Plaza de la Revolución de la Habana, expresando el despertar de “un hondo sentimiento de solidaridad en todo el continente” tras la opresión económica de los pueblos afectados por el imperialismo. A pesar de esta admiración mutua, el gobierno mexicano impidió al general defender el movimiento revolucionario tras la invasión estadounidense en la Bahía de Cochinos en 1961.
Es una responsabilidad intelectual para cualquier militante de la izquierda en México con respecto a la realidad geopolítica, tener conocimiento de las relaciones entre México, Estados Unidos y Cuba y saber la funcionalidad de la diplomacia. Esta revolución entrelaza a las tres naciones que la ignorancia deliberada de la derecha no puede o tiene la capacidad de borrar de la historia con una medidas absurdas basadas en la ignorancia, porque es un importante evento de la segunda mitad del siglo XX, un país caribeño a 90 millas de Florida enfrentó a la principal potencia del mundo desde Eisenhower hasta nuestros días, dejado valiosas enseñanzas, manifestado en “la Segunda Declaración de la Habana” el 4 de febrero de 1962, en el que Castro hace un recuento histórico y fundamenta el carácter socialista de la revolución. Aquí un fragmento, Y ¿qué enseña la Revolución Cubana? Que la revolución es posible, que los pueblos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación de los pueblos. Nuestro triunfo no habría sido jamás factible si la revolución misma no hubiese estado inexorablemente destinada a surgir de las condiciones existentes en nuestra realidad económico social, realidad que existe en grado mayor aún en un buen número de países de América Latina.
ENLACE ELECTRÓNICO
Masiosare. Historia y Humanismo del viernes 25 de julio del 2025, en el que se debatió sobre “Fidel y el Che en México”.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios