La maldición de la oposición es simple: Les falta amor

Opinión del Mtro. Etien Fass

¿Por qué la oposición no puede ganar más?, ¿por qué piensa que vencieron al rechazar la reforma eléctrica el pasado 17 de abril?, una de las más grandes de las últimas décadas en la historia de nuestro país, o ¿por qué muchos de los que votaron por el prófugo de la justicia, Ricardo Anaya, hoy apoyan a la 4T? 

O, ¿por qué los “defensores” de la educación, se van como buitres contra las propuestas liberadoras, críticas y reflexivas a favor del humanismo, y que hoy se proponen desde el corazón de Palacio Nacional? Nada les parece, o quizá “$í”.

A la par de esta turbia corriente neoliberal de resistencia, es importante recordar que, entre los meses de febrero y marzo, se llevó a cabo un hecho histórico de participación democrática y enriquecedora a favor de la nación: las asambleas oficiales a cargo de la Dirección General de Materiales Educativos (DGME) de la SEP https://www.sep.gob.mx/marcocurricular// en la que participaron tanto presencial como en la virtualidad más de 1 millón de docentes, y el cual busca extirpar las prácticas gerenciales, frías, verticales y autoritarias del periodo neoliberal para los nuevos planes y programas, los “defensores” de la educación, se van como buitres contra las propuestas liberadoras, críticas y reflexivas a favor del humanismo, y que hoy se proponen desde el corazón de Palacio Nacional? 

Es simple: porque les falta amor.

Pareciera que muchas cosas del viejo régimen no terminan de caer mientras las nuevas no terminan de nacer, es cierto, aún hay mucho lobo conservador con piel de oveja en la 4T y los vamos a desenmascarar. ¡Pero qué ironía! Es evidente que en México no tenemos una oposición, sino un deprimente zoológico; la diferencia es que la fauna de los zoológicos no odia a nadie y ellos sí merecen estar en libertad. Irónico, ¿verdad?

El tema central de la oposición es mentir, creyendo que al hacerlo van a convencer a millones de mexicanos que ya despertaron, y prueba de ello también es visible en la nueva reforma electoral que apenas este 28 de abril fue presentada ante la Cámara de Diputados, siendo la consigna de la oposición: “no pasará tampoco”. ¿Qué tienen en la cabeza? Les falta amor. 

A decir verdad, no es justo, México no merece tener una oposición de tan bajo nivel, cuando puede ser una oposición gloriosa que limpie la casi inexistente dignidad que pueda quedarle, que resurja pidiendo una disculpa pública con propuestas auténticas a favor del pueblo y no de sus patrones cabilderos e “Ibedrolos”. Pero no, prefieren ser los “brozos y lorets” parlamentarios. 

Lean bien: ¡Traidores a la Patria! 

No existe una sola mañanera donde los pasquines inmundos no suelten su veneno sin sospechar en lo absoluto que entre más atacan al presidente López Obrador, más lo fortalecen, y como dice la canción “¿pero qué necesidad, para qué tanto problema?” (léase “cantadito”).

Y es que, basta con ver sus ojos saltones y frentes venudas de no poder dar un golpe efectivo contra el “gran tlatoani” de la 4T. Pena ajena.

De verdad, pobre oposición, tan cerca de Salinas y tan lejos de Dios…Tan lejos del pueblo, si así se desea. Pueblo, que día con día va creando y fortaleciendo dentro de sí, la mielina y sinapsis de la Cuarta Transformación con más y mejores redes neuronales, en donde la gente de a pie que tanto les produce asco, va despertando sin un solo gramo de olvido. 

Hoy, la revolución de las consciencias se apoya en una poderosa autoridad moral a gracias al amor del presidente López Obrador. No habrá farsantes miserables que puedan contra el pueblo. Provoca que más y más personas sean completamente inmunes a los ataques cada vez más ridículos y vacíos…digo, más “lilytellezcos”.

A manera de cierre, recordando al poeta mexicano Juan Pablo a quien pido dispense no recordar su apellido, quien sentencia en su obra “Por mi pueblo”: 

“Quiero que hoy mi querido pueblo digno eleve su mirada al futuro, que el miedo no invada a los viejos, a los jóvenes y a las generaciones del futuro y les digamos ¡traidores a los traidores! ¡corruptos a los corruptos! ¡mentirosos a los que mienten! Y que cuando se mueran ellos y los entierren, los vomite la tierra en donde no merecen estar. ¡Traidores, traidores, traidores a la tierra que los vio nacer!”

Y tiene razón, no es odio, es justicia, porque quien piensa que “la Patria es dinero”, no merece ser llamado mexicano, sino puro palero.

La maldición de la oposición es simple: les falta amor. 

Es cuanto.

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