Fin de mundo a la mexicana

Opinión de Germán Castro

Tesis

En México estamos transitando holgadamente el fin del mundo. Vivimos de manera tan desahogada la brusca conclusión de una era histórica que aquí podemos seguir prestando demasiada atención a cualquier cantidad de tonterías y permitirnos que la mayor parte de nuestras preocupaciones sean baladíes. Hablo en general y, por supuesto, lo que digo sólo tiene sentido si lo ponemos en contexto.

Contexto

Estamos al borde de una recesión mundial, el cambio climático ya no es un riesgo sino una emergencia, el demonio inflacionario recorre los cinco continentes, las sirenas de alerta por ataque nuclear sonaron hace unos días en Japón, Rusia y la OTAN han normalizado las amenazas de usar armas de destrucción masiva “si es necesario”, la covid-19 atizó la pandemia de enfermedades mentales que desde hace algunos años azota el mundo… Desde una perspectiva geopolítica, el fin de la era histórica por el que estamos transitamos puede enunciarse en pocas palabras: la dominación occidental del mundo ha terminado. Eso es lo que piensa Gérard Araud. Como Peter Zeihan lo hace en su reciente libro The End of the World Is Just the Beginning: Mapping the Collapse of Globalization (Harper, 2022), Araud sostiene que el orden mundial ha colapsado.

Gérard Araud tiene una amplísima experiencia en asuntos internacionales —trabajó durante medio siglo en el servicio diplomático francés; fue embajador en Israel, Estados Unidos y la ONU—. Jubilado hace poco, acaba de publicar Histoires diplomatiques: Leçons d’hier pour le monde d’aujourd’hui (Grasset, 2022). Sostiene que la situación que Europa vivió desde el fin de la II Guerra Mundial fue una excepción histórica de paz y prosperidad, y que a medida que Estados Unidos retrocede el continente necesita valerse por sí mismo para enfrentar nuevos desafíos. Después de 1945, la Guerra Fría, dos super potencias; luego, con la disolución de la Unión Soviética (1991), el período del súper poder único, Estados Unidos. Esa era ha finalizado.

“Terminó porque el policía del mundo, el gendarme americano, está cansado y se ha retirado a su casa, de la forma que lo vimos hacerlo de Afganistán (agosto 2021)”. Desorientado, débil y dividido, agregaría yo. “Biden declaró entonces: de ahora en adelante intervendremos sólo si la situación es de vital interés para nuestro país”. Así que China, Rusia e India están resurgiendo. “Regresamos al tipo de relaciones geopolíticas que conocimos durante el siglo XIX”, de tal suerte que “la guerra en Ucrania no será una loca excepción, sino que es el anuncio de los que veremos en las próximas décadas. En la conclusión de mi libro digo que los europeos tendrán que rearmarse de nuevo…, prepararnos para enfrentar un mundo rudo…”

— Eso es deprimente –intervino el comentarista de France 24 que lo entrevistó hace unos días.

— Sí, es deprimente.

Confianza

Así como la mayoría entiende la crisis climática como algo que ocurre en otras sitios del planeta y no aquí, en este país se percibe, los pocos que alcanzan a hacerlo, muy distante el colapso del orden mundial. Venimos de haber vivido durante mucho tiempo brincando de una crisis económica a otra, de un gasolinazo al siguiente, entre ajustes presupuestales de urgencia y sobresaltos macroeconómicos cotidianos en los micro bolsillos de todos, así que en el entorno actual nos sentimos bastante tranquilos, incluso muchos sorprendidos ante los buenos resultados. Echo mano de un dato duro para sustentar mi tesis.

En la mañana de ayer, miércoles 5 de octubre, se dio a conocer el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC), una abstracción estadística que el INEGI elabora junto con el Banco de México. En septiembre pasado el ICC no reportó una caída, sino un levísimo aumento: un avance mensual de 0.1 puntos. Dicho en corto y de forma prosaica, el ICC mesura el optimismo/pesimismo de la gente en cuanto a su situación económica, en un horizonte anual, desde el hoy, para atrás y para adelante. El ICC se construye a partir de la Encuesta Nacional sobre Confianza, nivelando el promedio ponderado de las respuestas expandidas a cinco preguntas referentes a:

En suma, se explora la percepción de la población sobre el presente respecto al pasado, y del futuro desde el pasado y el presente. Se mide pues confianza de la gente. Así que, si el ICC presenta un levísimo incremento, la noticia es que la confianza en México no se ha caído, lo cual, puesto en contexto es una situación extraordinaria. Aquí, aunque hay un montón de cosas que mejorar, desde diciembre 2018 la esperanza es una postura no sólo posible sino del todo racional.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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