El neoliberalismo no era dueño de nada

“Dionisio Pulido, la única persona en el mundo que puede jactarse de ser propietario de un volcán, no es dueño de nada. Tiene, para vivir, sus pies duros, sarmentosos, negros y descalzos, con los cuales caminará en busca de la tierra; tiene sus manos, totalmente sucias, pobres hoy, para labrar, ahí donde encuentre abrigo. Sólo eso tiene: su cuerpo desmedrado, su alma llena de polvo, cubierta de negra ceniza. El cuiyútziro – águila, quiere decir en tarasco-, que fuera terreno labrantío y además de su propiedad, hoy no existe; su antiguo “plan” de fina y buena tierra ha muerto bajo la arena, bajo el fuego del pequeño y hermoso monstruo volcánico. Todavía hoy Pulido vive en su miserable casucha de Paricutín, el desolado, espantoso pueblecito. Es propietario de un volcán; no es dueño de nada más en el mundo.”

José Revueltas.

Se acaban de cumplir 8 décadas del nacimiento de uno de los volcanes más jóvenes del mundo que permitió a las personas de ciencia y al público en general presenciar el surgimiento de un volcán para poder documentarlo y obtener conocimientos importantes. Dicho suceso ocurrió en mi estado de origen, Michoacán de Ocampo. En ese sentido decidí abordar una pequeña reflexión llena de comparaciones y metáforas que nos hagan entender también el proceso del neoliberalismo en nuestro país y el planeta.

Lo no tan nuevo

Así como el volcán surgió de la “nada” en apariencia (solo en apariencia), las teorías del neoliberalismo invadían en las décadas de los 70´s a la cultura dominante para generar las condiciones para poder implementar esas políticas económicas que solo beneficiarían a unas cuantas personas.

Lo aparentemente novedoso era realmente un refrito de un liberalismo que ya había caducado y casi muerto en 1929 con la crisis mundial económica de ese tiempo. Sin embargo, parecía que el Estado de bienestar se estaba agotando también como modelo que trajera cierta estabilidad teniendo siempre la amenaza de la revolución mundial (Socialismo).

Los estragos de la erupción

Y así como el volcán Paricutín repentinamente llegó con una violencia descomunal trayendo destrucción a su paso y generando un desplazamiento de miles de personas que veían destruidas sus casas y tierras que les habían dado sustento hasta entonces, así llegaba el neoliberalismo a todo el mundo con un lujo de violencia, cobrando vidas enteras a su paso.

Y cómo olvidar las dictaduras militares de Latinoamérica que impusieron las políticas neoliberales, además de que en nuestro país también se implementó un terrorismo de Estado donde se eliminaba a toda persona que criticara un poquito al gobierno de ese entonces que lo ocupaba el PRI.

Pero no solo la violencia –repentina- de la erupción traía la imposición del neoliberalismo, sino los daños colaterales que vinieron con él con las políticas neoliberales que trajeron una total miseria a la gran mayoría de la población que vio como unas cuantas personas se enriquecían a costa del esfuerzo de las demás personas.

Aprender de la memoria

9 años duró en activo el Paricutín amenazando  con volver a seguir infringiendo daño en las poblaciones aledañas. Pero su corazón se apagó antes de que siguiera destruyendo cosas. Algo así ocurrió en el país cuando el pueblo de México apagó el corazón del neoliberalismo en el 2018 al cambiar de rumbo para buscar la transformación del país en beneficio de las mayorías.

Ya llevamos más de cuatro años en que el centro de nuestro proyecto político son las personas más pobres del país, generando su bienestar con políticas públicas responsables y efectivas. Sentando las bases de un nuevo México, que no lo podrán parar las fumarolas de la derecha o los temblores que busca provocar la minoría rapaz. Que les quede claro, tenemos memoria histórica y no volverá la erupción neoliberal, nunca más.

Terminamos con un fragmento del análisis que hace José Revueltas al comparar el nacimiento del Paricutín con la historia de México, que inspiró la realización de este texto: “..Éste –se me ocurrió– es México, sombra, luz, desaliento y esperanza; se precipita, como la tierra cuando se acomoda, en formaciones sísmicas, terribles, sangrientas, oscuramente nobles y plenas de dignidad interior.”

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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