El modelo Xochimilco

La Ley Orgánica de la Universidad Autónoma Metropolitana fue publicada en 1973, como réplica directa al movimiento estudiantil de 1968. Tanto Luis Echeverría, Díaz de Cossío, Castrejón Díez y Víctor L. Urquidi, buscaban que la nueva universidad fuera innovadora, no “querían una institución a imagen y semejanza de la UNAM ni deseaban que naciera anquilosada”, nos cuenta el Doctor Carlos Ornelas en el 2014 en su libro conmemorativo de los 40 años de la UAM. Ese texto reúne entrevistas que el académico realizó a todos los participantes en la fundación de la universidad, entre ellos a Ramón Villareal Pérez, el artífice de un sistema de enseñanza-aprendizaje que fue implementado sólo en la Unidad Xochimilco desde su fundación. 

Villareal era médico y trabajaba en la Organización Panamericana de la Salud, cuya orientación era tomar el tema como un fenómeno social, más que individual u orgánico; su trabajo era considerar a la salud como el resultado de influencias de tipo económico, de vivienda, empleo u otros aspectos que impactan en que un grupo social esté o no sano. La Unidad Xochimilco tenía la orientación hacia la educación de profesionales que se formaran desde visiones múltiples, economistas, sociólogos, psicólogos, nutricionistas, todos vinculados a problemas de la sociedad. 

El énfasis era evitar segmentación de materias, departamentos y divisiones, que el pensamiento de los estudiantes fuera más holístico en torno a la salud en concreto, pero en el fondo, a la sociedad en general. Esto a partir de la teoría de sistemas, la cibernética y cualquier esfuerzo de “obtener una visión más general, más integral, de los problemas sociales” y de la salud. Así en noviembre de 1974, la UAM Xochimilco inició sus operaciones desarrollando estas ideas a través de lo que se llamó Modelo Xochimilco. 

El también conocido Sistema Modular lo viví durante mis años de estudio de la licenciatura en psicología. Todos los estudiantes pasaban por una combinación de seminarios por un lado teóricos y el otro metodológicos, que trabajaban cada trimestre sobre un “objeto de transformación de la realidad”. El problema social concreto era elaborado en cada trimestre a partir de un proyecto de investigación donde se involucraban los temas del seminario teórico y las habilidades metodológicas de ese momento o anteriores. Se trata de que no importa en qué módulo curses cada tema, sino que estas habilidades te acompañarán durante toda tu formación. ¿Les suena familiar esta organización y el planteamiento del proceso de enseñanza aprendizaje? 

El escándalo sobre los libros de texto gratuitos, de los que han hablado muchos en las últimas semanas, permite que se difundan las bases sobre las que se sostiene el nuevo proceso de trabajo en educación básica. Varios de los que conocemos el Modelo Xochimilco nos percatamos de su coincidencia. Se pretende que, con la Nueva Escuela Mexicana, los niños piensen y desarrollen sus aprendizajes a través de problemas de la realidad próxima en donde los temas son situados. En mi experiencia personal, tanto como estudiante y como profesora, aplicar a la realidad los conocimientos deriva en un aprendizaje significativo. 

La semana pasada fui a visitar a la directora de la escuela primaria que desde hace años participa en las investigaciones que realizamos en educación básica. Su comentario fue que los libros son buenos, que el nuevo modelo es algo diferente, pero que los profesores van a tener que aprender a desarrollarlo. Tal parece que de su zona es la única que ha dicho que trabajarán sin problema con los libros. Entrevisté de manera informal a una madre de familia y me dice que desde el ciclo escolar pasado los profesores titulares le han dicho que ya no se va a trabajar con materias, que ahora se van a enfocar en desarrollar proyectos y desde todas las materias se va a pensar la resolución de éstos. 

Yo aprendí de esa forma, pensando en objetos de transformación del mundo, enmarcando mis aprendizajes en situaciones problemáticas de lo social. Cuando fui profesora de quinto año de primaria implementé exactamente ese mismo esquema y los comentarios de algunos papás, en ese entonces, fue que sus hijos habían sido transformados, su lectura, la escritura, sus esquemas de pensamiento y desarrollo eran diferentes. Hoy el ojo está en los profesores, anhelo que su compromiso con su profesión nos permita ver cambios en la educación que tanta falta nos hace y que la segmentación del conocimiento termine de ser una norma, que podamos pensar más en conjunto los aprendizajes, porque el conocimiento no es un ente aislado de la realidad. 

Estoy convencida que el Modelo Xochimilco se vuelve un espejo en donde el nuevo modelo de educación básica se puede reflejar para hacer estudiantes más críticos. Quizá con esta forma de trabajo, nuestro Sistema Modular en la UAM Xochimilco pueda revivir, porque lo están dejando morir de inanición al contratar profesores que nada tienen que ver con él, ni tienen interés de conocerlo, menos aplicarlo. 

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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