Jacinto “N”, alias “El Monster”, fue detenido el 26 de julio en Ciudad Juárez, acusado de participar en la masacre de nueve integrantes de las familias LeBarón, Langford y Miller, ocurrida en noviembre de 2019 en Chihuahua. Lo grave: al momento de su detención era policía activo de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal.

El hoy acusado ha sido señalado por testigos como uno de los sicarios que ejecutaron y quemaron a tres mujeres y seis niños, entre ellos dos bebés. Pese a su historial, logró ingresar tres veces a corporaciones policiacas y pasar exámenes de confianza, incluyendo su reciente recontratación el 17 de junio de 2024.

De acuerdo con una investigación de El País, entre 2018 y 2019 fue policía en Ascensión, cerca del sitio del crimen. Después desapareció del servicio público por tres años, volvió como agente en Juárez en 2022, luego trabajó brevemente en una maquiladora, y en 2024 fue reincorporado. En su declaración patrimonial pasó de ganar 200 mil a más de 700 mil pesos al año, sin justificación clara.

Está vinculado a proceso por homicidio, feminicidio, crimen organizado y es investigado por terrorismo. Las autoridades aseguran que no tenía un rol operativo y solo cuidaba un edificio. Sin embargo, la familia LeBarón exige renuncias y acusa complicidad institucional: “Son sicarios con placa”, advirtió Adrián LeBarón.

El caso recuerda al de Fidel Alejandro Villegas, exjefe policiaco de Janos, sentenciado en 2019 por vínculos con el crimen organizado. La infiltración criminal en corporaciones policiacas vuelve a quedar al descubierto, mientras crece la exigencia de depurar las instituciones de seguridad.