DEA quiere sangre

El dique de contención de versiones infundadas que la DEA filtró a algunas periodistas mexicanas actuó, como nunca antes, con puntualidad. Es decir, esta vez no dejaron que el rumor corriera, evitaron que creciera. Lo atajaron a tiempo, en momentos en los que una representante de la oposición visitaba Nueva York, su capital financiera, con la intención de darle vuelo a dicha nota.

La especie lanzada desde un medio de Estados Unidos impulsada por la DEA y con la bendición de la CIA, tenía toda la intención de desestabilizar, según sus propagadores en México, identificados como opinólogos del conservadurismo. Del otro lado de la frontera la información estaba formada por un comunicador que recibió el Premio Pulitzer, escribano del Departamento de Estado, prueba de que allá, como sucedía en México, los premios de periodismo se otorgan a los comunicadores que se ponen de rodillas ante el poder de la derecha.

La reacción conservadora de México se montó en un artículo de Tim Golden para asegurar que, en 2006, la campaña de Andrés Manuel López Obrador estuvo vinculada al narcotráfico, caso que se cerró desde hace años, luego de exhaustiva investigación. La oposición difunde el rumor sin hacer caso del desmentido.

Estados Unidos tenía la costumbre de dejar correr los rumores, ciertos o falsos, para desgastar cualquier consolidación de liderazgo en México. Mientras más frágil era la popularidad del gobierno mexicano mayor fuerza e influencia tendría la política estadounidense sobre los mexicanos. Esta vez el Jefe del ejecutivo ha tenido a bien echarse a la borda a los migrantes, mexicanos que se fueron a vivir al vecino país, por trabajo, seguridad, sobrevivencia o por hambre. Expulsados del país por los regímenes del PRI y del PAN, condición que ellos no olvidan.

Saben que del liderazgo de nuestro Presidente depende su victoria o derrota electoral, o, lo que es más la sobrevivencia del simplismo bipartidista que llaman democracia.

Hay 17.6 latinos con derecho a voto en Estados Unidos, la gran mayoría son mexicanos, pero no por eso centro y sudamericanos no tienen en López Obrador un líder. De tal manera que, si esa cantidad de votos no sucede, es decir, se abstienen el sistema electoral de estados unidos colapsa. Hay más de 100 partidos políticos clandestinos en ese país, un hartazgo de un vetusto sistema electoral, una rutinaria flojera de votar por propuestas similares.

Lo peor de todo es que para los estadounidenses las elecciones son reñidas o no son, como si se tratara de un Super Bowl de la política, trivializando su destino y abaratando la voluntad popular decadencia del imperio está a punto de mostrarse en mayores magnitudes, y los latinos tendrán un papel preponderante, porque ellos se compenetran más en la política que los estadounidenses nativos, quienes cada día se alejan más de sus compromisos electorales, se dejan llevar por la banalidad que le imponen los medios, la evasión permanente que les impone su gobierno, la simpleza de una vida con poco objetivos, etc.

Ante la mínima sugerencia de López Obrador para que no voten los latinos en las presidenciales, la participación apenas alcanzaría el 40 por ciento de los ciudadanos con derecho a votar, dejando en entredicho que son una democracia porque países, cuya política cuestiona la Casa Blanca tienen mayor participación ciudadana en las urnas como es el caso de Bélgica con el 87.2, en 2014; en Suecia el 82.6; ese mismo año; Dinamarca, 80.3 en 2015; Islandia, un 80; Noruega 77.9 por ciento en 2013.

México tiene un mayor porcentaje de votación y con 64.6 y sigue creciendo, mientras que la participación en el vecino del norte cada vez es menor.

El interés por la política de los grupos de migrantes en Estados Unidos contrasta con la indiferencia por la vida pública de los estadunidenses no migrantes, de tal manera que ellos mismos se excluyen de las decisiones de sus propios gobiernos, y en esa gran diferencia y su conocimiento de lo que hay detrás de cada político, los empodera.

Los mexicanos que ahora viven en Estados Unidos están donde descansan los restos de sus tatarabuelos, cuyos recuerdos se vuelven raíces en los campos que alguna vez fueron de los antepasados de quienes pizcan, siembran, transportan los productos del campo.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

Salir de la versión móvil