Coparmex y su tentáculo golpista

La intervención española, apoyada por los conservadores mexicanos que en otro momento de nuestra historia solicitaron un archiduque para que gobernara México, tiende puentes de México hacia España, con el objetivo de desestabilizar el gobierno del país, para obtener la libertad para seguir vendiéndolo.

La Coparmex, uno de los grupos de empresarios más obsesivamente contrarios a la carta transformación, muestra uno de sus tentáculos para ejercer presión sobre el próximo gobierno de México, encabezado por Claudia Sheinbaum.

Coparmex realizó el III Congreso Online de Movilidad Urbana Sostenible, que organizó el Instituto de Movilidad de España, el presidente de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad, Nicolás Rosales Pallares, advirtió que el sistema de transporte público de México corre el riesgo de enfrentar una profunda crisis en el corto plazo si no se establecen sistemas de rentabilidad mediante tarifas técnicas o subsidios que garanticen su operación, permitan su mantenimiento, desarrollo y calidad.
Es decir, quiere retirar los subsidios al transporte público que ni en los años más represivos de los gobiernos españoles e han atrevido a privatizar.

Añadió el Milei mexicano que en México urge la revisión y reorganización del modelo de negocio y financiamiento, que requiere soluciones duraderas y cambios estructurales.

Y fue contundente en la Ciudad de México, el transporte capitalino tiene una condición distinta a la operada por el sector concesionado, ya que no buscan rentabilidad, sino prestar un servicio social accesible para las personas.

Es decir, niega la posibilidad de un servicio para el pueblo, quiere invertir un negocio los derechos de trasladarse de los mexicanos. Y de plano se fue contra los subsidios, al decir que el gobierno mexicano subsidia su sistema y cuenta con presupuesto para ejercer; en cambio, asegura el anacrónico empresario, cuando el particular invierte, no tiene las condiciones necesarias, porque en México no existe una tarifa técnica, sino político-social, lo que le impide invertir en tecnología y nuevas unidades. Si no tienen cabida en la Ciudad de México o en México que inviertan en otros países, pero su objetivo no es la inversión sino la desestabilización.

Ante ello, Valeriano Díaz, director del área mediterránea de ALSA, una de las empresas españolas de transporte terrestre más exitosas, con presencia en la mayor parte de la Unión Europea y el Reino de Marruecos, explicó que en España no existen los subsidios o subvenciones. “No tenemos subvención en el transporte, la palabra subvención es algo que no existe aquí en España, ni me gusta ni les gusta a los empresarios, ni a la administración”.

Loa empresarios dependientes de la privatización a ultranza suponen que todo lo subsidiado es ineficaz y, por lo tanto, pronto habrá caos en la Ciudad de México, debido al esquema de inversión que nada tiene que ver con forma de su financiamiento. Finalmente, el dinero proviene de los impuestos del pueblo se paga su propio transporte, pero esto no lo entienden quieren hacer de todo un negocio y colocar al gobierno sólo como el administrador de los dineros de los ricos.

Resulta por demás sintomático que este tipo de expresiones libertarias para los empresarios desde un punto de vista anacrónico esté vinculado estrechamente a España, una vez más. Aunque la Coparmex asegure que es apartidista, su definición conservadora lo asocia necesariamente con la derecha.

Los tentáculos de la Coparmex, que se muestran a través de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad, tienen como objetivo la Ciudad de México, origen político de la actual candidata de Morena a la Presidencia de la República. Sus críticas están centradas en ella, aunque parezca que el interés en la inversión, pero en realidad es la política, más aun la desestabilización, más en la esencia de dichas declaraciones está el golpismo, intención que comparten más de un español de ultraderecha con los conservadores mexicanos, con el fin de rescatar las ganancia de empresas como Iberdrola y otras empresas rapaces. No es gratuito que el refugio delos expresidentes mexicanos corruptos sea el territorio español.

Ahí gozan no sólo de impunidad sino de protección, como una manera de apagar el gran favor de subastarles México durante sus gestiones al frente de los destinos de nuestro país.

Ahora será el transporte público, sus subsidios y la imposibilidad de garantizar grandes ganancias de los inversionistas españoles en este rubro. Habrá países que sigan con el viejo modelo de la monopolización colonialista de los servicios públicos, pero en México se erradica esa añeja costumbre y seguirá erradicándose.

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