Compañera Claudia

En los primeros días fríos del nuevo año 2008 cuando el gobierno del espurio Felipe Calderón preparaba la reforma que pretendía privatizar el petróleo y entregarlo a los intereses extranjeros -traicionando la obra patriótica del General Lázaro Cárdenas del Río-, la Dra. Claudia Sheinbaum nos invitó a algunos activistas universitarios, a la famosa casa blanca de la calle de San Luis Potosí en la Col. Roma, a una reunión con el presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador; ahí palpamos la firmeza y serenidad de un hombre íntegro que se miraba demasiado moreno por el sol, eran tiempos de su peregrinar literal pueblo por pueblo del México profundo para mantener el movimiento y la esperanza; los rastros de caminar incansable bajo los rayos del sol eran muy visibles en el dirigente de la creciente resistencia. 

En aquella reunión se preveía que en ese 2008 vendría una nueva estocada neoliberal al pueblo de México, la entrega del petróleo, un bien nacional estratégico ambicionado por aquellos vendepatrias que habían tomado el poder a la mala a través de un personaje ruin, mediocre, abyecto a la mafia y manipulable por los poderes fácticos llamado Felipe Calderón Hinojosa; entonces AMLO delineó un minucioso plan de resistencia civil, que iba desde la labor básica de volantear, informar en plazas públicas, escuelas y mercados, formar brigadas, cercar desde la resistencia pacífica el Senado y la Cámara de Diputados, y como última opción tomar los aeropuertos para ventilar lo que ocurría a la opinión pública internacional. Con el paso de los meses el plan fue tomando forma y el 18 de marzo de aquel año se formaron las brigadas en defensa del petróleo, y surgió la vertiente de “las Adelitas”, mujeres de todos los estratos sociales que coordinadas por la Dra. Claudia Sheinbaum fueron fundamentales para detener la privatización del petróleo, lo que se tradujo en un logro histórico del movimiento en esta etapa de adversidades, y le volvió a dar vigor al pueblo organizado para trascender la oscura hora del calderonismo.

Tal como ésta estampa que tuvimos la convicción de vivir mujeres y hombres libres en la defensa de nuestra soberanía, hay múltiples momentos que dan cuenta del compromiso auténtico con las causas del pueblo de Andrés Manuel López Obrador y de Claudia Sheinbaum Pardo, quienes indudablemente han representado y encarnado la esencia de nuestro movimiento. 

Así lo reseña el acucioso trabajo de Arturo Cano, reflejado en el libro de lectura muy ágil llamado Claudia Sheinbaum: Presidenta, publicado en julio de 2023 bajo el sello editorial Grijalbo. En esta obra se da cuenta de los orígenes militantes de Sheinbaum, su trayectoria académica y su oficio para el ejercicio de encargos de gobierno con honestidad, innovación, disciplina y profesionalismo. 

Desde 1977 al fragor de los colectivos estudiantiles de la UNAM que promovían la crítica fundada al sistema político autoritario del PRI- gobierno, al régimen que apenas una década atrás había masacrado a los estudiantes del movimiento por libertades democráticas en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, hasta la irrupción del Consejo Estudiantil Universitario en 1986-87, la Dra. Claudia Sheinbaum abrevó de una serie de experiencias, reuniones de análisis de coyuntura, foros, discusiones acaloradas, acciones concretas, movilizaciones, debates, brigadas, mítines relámpago, y todas las mociones a la historia propias de quienes han venido a contradecir las injusticias a través de los caminos del movimiento estudiantil, y de personajes e iniciativas sin los que sería impensable la actual transformación de México como Raúl Álvarez Garín, el gran dirigente de 1968, la revista Punto Crítico, el CENCOS (Centro Nacional de Comunicación Social), y los Comités de Lucha de los Colegios de Ciencias y Humanidades.

El libro de Cano inicia con la frase “¡Soy Claudia y soy compañera!” derivada de una escena cotidiana donde la hoy doctora se presentó en los setentas ante otros compañeros del cubículo estudiantil, una mujer que desde muy joven ha roto esquemas de participación política, de creatividad, de compromiso y de lucha. Los ideales de compañerismo, fraternidad, y de cooperación entre iguales para enfrentar y resolver problemas comunes, significan un gran aliciente y una señal que nos anima en los horizontes venideros. Una compañera que ha luchado desde abajo y con nosotros inspira la nueva etapa de regeneración de la Patria.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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