La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró el delfinario Dolphinaris Barceló en la Riviera Maya. Esta decisión llega tras un año de protestas y denuncias de organizaciones defensoras de animales. Se impuso una multa de 7.5 millones de pesos a los propietarios españoles.

Las irregularidades fueron graves. Profepa encontró prácticas que ponían en riesgo a los delfines durante las sesiones interactivas. Un caso destacado fue el de Mincho, un delfín que se estrelló contra el concreto durante un espectáculo. A pesar de recibir atención veterinaria, nunca se le otorgó el descanso necesario, y se le obligó a trabajar días después del accidente.

Además, Profepa detectó que los delfines participaron en actividades sin la autorización veterinaria requerida. Las evaluaciones médicas periódicas tampoco se realizaron, lo que contraviene la normativa establecida. En múltiples ocasiones, el número de personas en las interacciones superó el límite autorizado.
El caso de Mincho es emblemático. Aunque sobrevivió al accidente de 2020, ahora presenta problemas oculares. Profepa ha denunciado penalmente a los responsables, quienes podrían enfrentar de uno a nueve años de prisión por maltrato animal.
Las organizaciones como Animal Heroes, Peta Latino y Dolphin Freedom celebran la clausura del delfinario. Consideran que este es un paso importante hacia la protección de los animales marinos y un llamado a terminar con la explotación de delfines en espectáculos turísticos.

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