Carmen Aristegui ha levantado una polémica con sus declaraciones recientes. La periodista critica la sección “Detector de Mentiras” de la Mañanera del Pueblo. Aristegui exige que el gobierno de México monitoree su serie de reportajes sobre Televisa, conocida como “Televisa Leaks”.
En su programa, Aristegui cuestionó al gobierno por ignorar su investigación. Afirmó que los impuestos de la sociedad mexicana se utilizan para que el gobierno monitoree a los medios. Sin embargo, su enfoque parece más un intento de llamar la atención que una búsqueda genuina de verdad sobre la televisora.
La periodista señala que el gobierno debería referirse a su trabajo sobre “Televisa Leaks”. Argumenta que el contenido de su serie es significativo y no puede pasarse por alto. No obstante, su insistencia en que el gobierno debería reaccionar a su trabajo se siente arrogante.
Además, Aristegui ha descalificado el trabajo del gobierno al señalar que ataca a otros medios, como TV Azteca y no a la televisora de su interés. Esta actitud sugiere que busca un trato preferencial para su propia narrativa. La libertad de prensa no debe usarse para imponer agendas personales.
El gobierno tiene otras prioridades y no puede atender todas las demandas de los periodistas. La insistencia de Aristegui en ser el centro de atención puede desviar el foco de temas más urgentes. La responsabilidad de un periodista es investigar y presentar información, no dictar lo que el gobierno debe hacer.
Es fundamental que Aristegui respete el papel del gobierno y las decisiones que toma. La presión que ejerce por atención puede socavar su propia credibilidad. En lugar de exigir, debería permitir que su trabajo hable por sí mismo. Así, el verdadero valor de su investigación podría ser reconocido sin la necesidad de imponer exigencias.
La objetividad y la ética periodística deben prevalecer sobre la búsqueda de notoriedad personal.

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