Campaña aquí, campaña allá

Cuando acudimos al cine, casi de manera automática y sin pedirlo, se nos somete a una abrumadora cantidad de pautas publicitarias, en donde el mensaje principal es el poderío armamentístico de los Estados Unidos. No es coincidencia que se dé este fenómeno. Los llamados “blockbusters” o estrenos taquilleros, invariablemente contienen en sus escenas, alguna en donde una fuerza armada gringa hace uso de todos sus recursos y poder.

Es así como, desde hace décadas, a través de lo que alguna vez fue conocido como “celuloide”, se le ha impuesto al mundo la idea de que nuestros vecinos del norte son: 1º, indestructibles  y 2º, sus actos siempre están guiados por la moralidad y las buenas maneras, que los malos lo son porque no las siguen y ellos son muy buenos porque actúan bajo un código de ética. Desde luego, la realidad al dejar la salas de cine es muy distinta. 

Está bien documentada la historia de nuestra América latina, en la cual, los golpes de estado a países hermanos llevan el sello de calidad de las barras y las estrellas. Los de Allende en Chile o Evo Morales en Bolivia (https://www.jornada.com.mx/2019/11/16/politica/014e1pol) son solo un par de ejemplos de la hipocresía con la que se mueven en el terreno internacional los líderes estadunidenses.

En territorio nacional fue denunciado en la conferencia del presidente López Obrador que Mexicanos contra la corrupción y la impunidad, “asociación civil” de Claudio X. González  era financiada desde el extranjero por el gobierno de los Estados Unidos (https://contralinea.com.mx/interno/semana/gobierno-de-eu-financia-25-7-millones-de-pesos-a-mexicanos-contra-la-corrupcion/) y es aquí donde entra el siguiente personaje en la trama.

En nuestro país y en de la frontera norte, se disputan dos batallas para ganar una guerra que tiene como propósito a un mismo objetivo: el pueblo. Y es que, tanto para el gobierno ajeno como para los dirigentes de la oposición en México, poco importa la gente más pobre y sus necesidades. Por un lado, están las personas de más bajos recursos, a quienes se les pretendía despojar de los que ahora son los programas pivote de este gobierno, fundamentales en el cambio de la política pública que se tenía hasta apenas menos de 6 años; por otra parte, políticos conservadores que con hipocresía dicen estar a favor de la gente, del pueblo y sus necesidades, pero en la última votación para aprobar la reforma en pensiones, por poner un ejemplo, votaron todos ellos, repetimos, políticos conservadores del PRIAN, en CONTRA.

Del otro lado, políticos que “se paran el cuello” cuando se toman la foto, repudian a nuestros connacionales, migrantes en busca de un mejor porvenir, que llevan años viviendo en Estados Unidos, los utilizan para los empleos más bajos, negándoles una vida más justa por su labor, al posponer leyes que les protejan y solo los ven como carne de cañón cuando existen campañas electorales. Ahí sí, republicanos y demócratas los buscan, unos para condenarlos y otros para cubrir las apariencias, sin que en realidad les importen un ápice.

De lado y lado, campaña aquí y campaña allá, solo se les usa de parte de personajes conservadores para los procesos electorales, se les endulza la voz, en una parte con leyes pro migrantes y en otra, con programas sociales que, en ninguno de los dos casos, piensan cumplir.

En casa o afuera, el eje rector del actuar de los políticos conservadores, es la hipocresía, con ella se manejan, respiran, se mueven y reptan, dinosáuricos como sus viejas leyes y costumbres, que les impide mirar en el horizonte, al meteoro de las redes sociales que hasta ahora ha dado paso a un nuevo manejo de la información, que poco a poco extingue las viejas costumbres políticas de ambos lados. Esos actores, los que no entienden cómo se mueve el mundo y buscan que este gire a su antojo, como hacían décadas atrás, entre golpe y golpe de Estado y quienes pretenden pisotear los derechos de la gente, están condenados a la extinción.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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