La oficina del gobernador de California, Gavin Newsom, ha solicitado al secretario de Defensa, Pete Hegseth, que revoque el control federal sobre la Guardia Nacional de California. Esta petición surge tras un memorándum firmado por el presidente Trump, que ordenó la federalización de unidades de la Guardia Nacional.

Las protestas contra las redadas migratorias continuaron en Los Ángeles por tercer día consecutivo. A pesar del despliegue de la Guardia Nacional, cerca de 300 miembros fueron ubicados en tres puntos estratégicos de la ciudad. Este despliegue se realizó para controlar las manifestaciones provocadas por las recientes acciones de inmigración.
Trump firmó un memorando que envía dos mil efectivos de la Guardia Nacional a Los Ángeles. El Comando Norte de Estados Unidos confirmó que estos soldados pertenecen a la 79 Brigada de Infantería de California. La secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem, indicó que los soldados están allí para mantener la paz.
Noem aseguró que los soldados están entrenados para manejar situaciones de multitudes. Sin embargo, no proporcionó detalles sobre sus actividades en el terreno. En un contexto de tensiones, recordó las protestas de Black Lives Matter en 2020 y expresó su intención de evitar que se repitan incidentes similares.
Trump, por su parte, criticó a Newsom y a la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, por su gestión de las protestas. En su plataforma Truth Social, el presidente afirmó que el Gobierno Federal intervendrá si las autoridades locales no pueden manejar la situación.
Newsom respondió en X, afirmando que la administración republicana busca un espectáculo, no porque haya escasez de agentes del orden. El senador independiente Bernie Sanders también opinó que Trump actúa como si tuviera derecho a hacer lo que quiera.
Las protestas en Los Ángeles han resultado en alrededor de 11 arrestos en las últimas noches. La represión por parte de los antidisturbios incluyó el uso de gases lacrimógenos. La Casa Blanca calificó a los manifestantes como “turbas violentas” que atacan a los oficiales del ICE.
La administración justificó las redadas como “esenciales” para frenar lo que Trump llama “la invasión de delincuentes ilegales a Estados Unidos”. La situación continúa evolucionando mientras la comunidad exige un enfoque más humano en el manejo de la inmigración.

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