En la reciente e inédita encuesta que definió la candidatura para la presidencia de la República por el partido en el poder se dieron una serie de fenómenos que parecen mucho a viejos males que no hemos sido capaces de erradicar. Así como en los años inolvidables de lucha por accesar al poder público fuimos férreos críticos de prácticas antidemocráticas hoy no podemos ser incongruentes con un silencio que raye en lo cómplice y contemplativo de cargadas a todas luces visibles a la candidata que resultó vencedora.
No podemos ser omisos ni permisivos en tolerar prácticas que parecieran de un viejo régimen amañando en donde la, a todas luces favorita ejerza y utilice recursos para hacerse promoción y favorecer su propaganda. Para nadie es un secreto que fueron utilizados una cantidad importante de recursos materiales y humanos volcados en el apoyo y apuntalamiento de una de las opciones por las que un electorado debía decantarse.
Visiblemente y a plena luz del día los servidores de la nación, algunos otros empleos temporales que fueron ofertados ex profeso, sin prestación alguna y con todo cuidado para no dejar huella del registro presupuestario en algunas dependencias del Gobierno de la Ciudad de México, así como de Secretarias de Estado del Gobierno de la República fueron reclutados para hacer campaña pro Claudia Sheinbaum.
Hoy después de los sucesos que se presentaron en ese ejercicio inédito debemos tener una rendición de cuentas por parte del movimiento “Juntos Hacemos Historia”, que nos permita conocer con lujo de detalle cuál fue el equilibro real y la cancha con todo y sus condiciones para tener la tranquilidad que efectivamente no se trató como en el caso de la derecha de una imposición desde algún lugar jerárquicamente poderoso.
Para salud del movimiento de la 4T y por el bien de la unidad se debe privilegiar siempre y a toda costa dar claridad, certidumbre y en la medida de lo posible limpiar posibles escenarios de ilegalidad que hayan puesto a alguno o alguna de los candidatos por encima del otro.
De eso siempre nos quejamos en el pasado y no podemos convertirnos en lo mismo que antes repudiamos. Para que no quede la idea de que “un gran elector” llevó a Sheinbaum a esa posición ganadora, ahora en la segunda posición más importante que será la candidatura para la Ciudad de México debe ser incuestionable y no dejar en manos de la “gran electora” la decisión del sucesor de Martí Batres.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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