La Presidenta Claudia Sheinbaum ha dado un giro firme en materia de seguridad, alejándose de la política de “abrazos, no balazos” del expresidente Andrés Manuel López Obrador. En sus primeros ocho meses, su gobierno ha impulsado decomisos millonarios de huachicol, operativos contra el narco y un plan nacional contra la extorsión.
Según la periodista Carmen Morán Breña, de El País, esta nueva línea tiene como figura clave a Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, quien encabeza una estrategia basada en inteligencia y coordinación. Sergio Aguayo, académico del Colegio de México y especialista en violencia y paz, destaca que, por primera vez, la seguridad no está en manos de un militar, y que Sheinbaum ha apostado por un equipo técnico con capacidad real de acción.

Presiones como las amenazas arancelarias de Donald Trump han empujado este cambio, pero también la urgencia de frenar la violencia y el cobro de piso. Para Laura Atuesta, profesora de la Universidad EAFIT de Medellín e investigadora del Programa de Política de Drogas, el enfoque integral es clave: se debe atacar el poder económico del crimen y abordar delitos como el secuestro, la desaparición y la extorsión.
Sheinbaum busca dejar su propio sello, y su estrategia de seguridad podría convertirse en la base política de su sexenio.
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