En una acción que sube la tensión internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este sábado 21 de junio un ataque “muy exitoso” contra instalaciones nucleares clave de Irán, entre ellas la fortificada planta de Fordow, una de las más protegidas del mundo.
Desde su red Truth Social, el mandatario aseguró que los bombarderos estadounidenses “lanzaron una carga completa” sobre Fordow, y que todos los aviones participantes regresaron sin incidentes a territorio estadounidense. “¡Ahora es la hora de la paz!”, escribió.
El ataque incluyó también las instalaciones de Natanz e Isfahán, sitios estratégicos para el programa nuclear iraní, que según Washington y Tel Aviv representan una amenaza por su capacidad para enriquecer uranio.
Fordow, el objetivo más desafiante, está enterrado a más de 80 metros bajo una montaña y protegido con sistemas antiaéreos avanzados. Su destrucción, según expertos, requeriría bombas penetradoras de alta potencia, como las GBU-57, conocidas como “destructoras de búnkeres”, que sólo pueden lanzarse desde bombarderos B-2.
Según medios estadounidenses como The New York Times, fueron precisamente estos aviones, con base en Missouri, los que participaron en la operación.
La respuesta en Irán no se hizo esperar. El presidente Masoud Pezeshkian aseguró que su país “no cederá en su programa nuclear” y calificó el ataque como una provocación que tendrá consecuencias. Aun así, dijo estar dispuesto al diálogo, pero sin abandonar sus represalias contra Israel.
En tanto, el gobierno israelí respaldó el operativo estadounidense. Su canciller, Gideon Saar, afirmó que la campaña aérea ha retrasado el desarrollo nuclear iraní al menos dos o tres años.
Organismos internacionales han encendido alertas por el riesgo de una catástrofe ambiental. Kenneth Petersen, de la American Nuclear Society, advirtió sobre la posibilidad de fugas de gases tóxicos si los ataques afectan estructuras sensibles como las que almacenan hexafluoruro de uranio.
El operativo se produce en un contexto de creciente tensión entre Irán e Israel, mientras que las señales de la Casa Blanca se han vuelto cada vez más contradictorias. Apenas un día antes, Trump hablaba de dar tiempo a una solución diplomática. Este sábado, decidió actuar.
Aunque el ataque fue presentado como un paso hacia la “paz”, los analistas internacionales advierten que podría escalar el conflicto y sumar a más actores en una zona donde la inestabilidad ya es crítica.

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